Comparta su carro en Bogotá y no muera en el intento.
Por: Sebastián Castañeda @SCastanedaS
Mientras no contemos con los sistemas de transporte público necesarios para dinamizar los intercambios en nuestra congestionada ciudad, la batalla contra el carro particular se mantendrá en veremos.
Es claro que medidas como el pico y placa son placebos de congestión, con alta probabilidad de convertirse con el paso del tiempo y el ritmo del mercado, en una medida obsoleta para los flujos y los intercambios urbanos. Mientras tener un carro – y ahora una moto – sea sinónimo de posicionamiento social y se necesite tan poco dinero para tener las llaves de uno, la sociedad será victima de su propio afán, de un consumo que acaba con el espacio, congestiona y disminuye paulatinamente la calidad de vida.