Comparta su carro en Bogotá y no muera en el intento.

Por: Sebastián Castañeda @SCastanedaS

Mientras no contemos con los sistemas de transporte público necesarios para dinamizar los intercambios en nuestra congestionada ciudad, la batalla contra el carro particular se mantendrá en veremos.

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Es claro que medidas como el pico y placa son placebos de congestión, con alta probabilidad de convertirse con el paso del tiempo y el ritmo del mercado, en una medida obsoleta para los flujos y los intercambios urbanos. Mientras tener un carro – y ahora una moto – sea sinónimo de posicionamiento social y se necesite tan poco dinero para tener las llaves de uno, la sociedad será victima de su propio afán, de un consumo que acaba con el espacio, congestiona y disminuye paulatinamente la calidad de vida.

La opción colectiva

“Conmuévete con la ciudad” es el nombre de la mas reciente campaña de gestión de la movilidad que anuncia la Secretaria de Movilidad, que al igual que en anteriores ocasiones, hace un énfasis especial en el carro compartido.

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La campaña, que puede ahogarse en una explosión mediática sin trascendencia, pelea de fondo con la desconfianza y el miedo que abunda en el ambiente. Sin embargo, de fondo hay una idea útil para desequilibrar incluso el choque entre las potencias mundiales.

Una opción en tiempos de guerra

Las estrategias de carro compartido nacieron como un esfuerzo por racionalizar el consumo de combustible durante el periodo de la segunda guerra mundial. El ahorro máximo de combustible como insumo necesario para la victoria en el campo de batalla, era una premisa de estricto cumplimiento para los patriotas norteamericanos.

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Desafortunadamente en Bogotá, el amor no es suficiente en medio de tanta desconfianza, la desigualdad en la distribución de la riqueza se expresa en violencia, polifacética y siempre un síntoma de pauperización espiritual.

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La idea de compartir, que suena razonable, se resiste en una ciudad tan hostil como la nuestra, y por lo tanto el esfuerzo del distrito debe ir mucho mas allá de la impresión de papelería y el Boom mediático.

Entre amigos más me arrimo

Esto, por supuesto, no va a ocurrir espontáneamente.  A nadie se le pasa por la cabeza abrir las puertas de su carro a cualquier peatón que se lo pida. Es por eso que el énfasis de la campaña debe hacerse sobre las ya consolidadas redes de solidaridad que funcionan por ejemplo en las universidades y las empresas. Es allí donde hay que insistir con la propuesta. ¿Y qué tal empezar por las entidades del Distrito? ¿Cómo aplicará el Distrito su propuesta?

El papel articulador de las universidades y las empresas es crucial para el éxito de este tipo de programas, por lo cual es necesario apoyar desde el distrito la capacidad técnica que tengan estas instituciones para desarrollar plataformas de información que les permita dimensionar el alcance de los viajes compartidos.

En Bogotá, solo la Universidad de los Andes ha hecho esfuerzos en esa dirección, el portal Viaje es una apuesta de la que el distrito y otras instituciones deben aprender.

(http://www.uniandes.edu.co/component/content/article/220-lanzamiento-del-portal-viaje-carpooling-para-la-universidad-de-los-andes) Nota de prensa.

El carro compartido es una estrategia válida pero insuficiente y superficial para combatir el problema de fondo de la movilidad, la tensión permanente entre la urgencia de una oferta colectiva confortable, eficiente y financieramente sostenible, y una sociedad que se ahoga en el esmog de los motores y el individualismo extremo.

Puntoaparte:

¿carril preferencial para el carro compartido?

(http://theaveragejoenewsblogg.com/2012/07/06/free-carpool-lanes-in-los-angeles-turned-into-toll-roads-alex-jones-infowars-theres-a-war-on-for-your-mind/)

 

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