Por: Germán Sarmiento, http://miblogota.com/
Las motos en Bogotá son hoy por hoy el mejor sinónimo de la palabra atajo y el reflejo de la anarquía que se vive a diario en sus calles. No les aplica el pico y placa, no pagan parqueaderos -¿Para qué si el andén no les cuesta $1 peso?-, no respetan carriles y turnos en la vía, tampoco pagan peajes, no les aplicó el día sin carro, zigzaguean peligrosamente en todo momento adelantando carros hasta pisar la cebra, transitan campantes por andenes y ciclorutas amenazando peatones y ciclistas, ponen en peligro las vidas de personas que descienden de buses y busetas, y cuando lo ven conveniente, la contravía les resulta irresistible.
Son un peligro andante para los demás y para ellos mismos. Así se puede observar en las calles, y así lo comprueban las estadísticas. Entre los distintos actores de la vía, los motociclistas registran las tasas de accidentalidad más altas (2.665 muertes y 20.471 herido en 2010), y después del desamparado y desdichado peatón, son quienes mueren con mayor frecuencia (Así fue en el mes de enero 2012).
A su crecimiento exponencial (444% en los últimos 6 años o por 8 veces en los últimos 10 (pasaron de 43.714 en 2005 a aprox. 270.000 en 2012), han contribuido factores como lo baratas que resultan –eficientes en gasolina, pocos impuestos, bajo costo de su seguro de accidentes, no pico y placa, no parqueadero-, la posibilidad de evadir trancones (violando normas y todos los códigos de respeto en la vía), el indignante sistema de transporte público (“Guerra del Centavo”), que todo aquel que puede, evita, la facilidad para obtener una licencia, pero todo lo anterior, permitido en buena medida por la inexplicable demora de parte de los Gobiernos Nacional y Distrital, para entrar a ordenar el tema.
¿A qué debemos la espera? No lo sé. Pero entretanto, su número crece, el desmadre en las vías aumenta, se multiplican los lesionados y los muertos; el problema se extiende. ¿Y la solución? Pues se hará progresivamente más difícil. La nutrida sección de Vehículos de El Tiempo informaba el pasado sábado que el número de nuevas motos matriculadas en el país durante el 2011 fue de 510.730. Nuevos autos matriculados: 324.570.
Ahora bien, de toda la variedad de infracciones e imprudencias que cometen, la más grave ¡de lejos! tiene que ser la de asumir los andenes o ciclorutas como extensiones de las calles. ¿Hay lugar para las motos sobre los andenes? De ninguna manera. Absolutamente NO. Las aceras son terreno sagrado para peatones y vehículos no motorizados como bicicletas, patinetas y patines. Son el lugar de madres llevando en coche a sus chiquitos y de personas en sillas de ruedas. Son el lugar donde niños juegan y los abuelos pasean. Sin embargo, lo anterior no aplica en Bogotá, y contrariamente, cada día que pasa resulta más normal y frecuente, encontrarse con motociclistas trepados sobre andenes.
La multa es de $283.000. Pero como sucede con tanta otra regla, es irrelevante. No se aplica y por lo tanto no disuade. Tampoco nadie les dice nada. Nos hemos acostumbrado al abuso, por lo que comienza a pasar inadvertido, como si fuese algo normal. Además: ¿De verdad alguien espera que se impartan comparendos por este motivo cuando entre los infractores más frecuentes y notables está la policía? Así como lo oye; la policía (Ver foto). Dirán que su autoridad se los permite y les da derecho a la excepción. Yo sostengo lo contrario; les corresponde ser los primeros en dar ejemplo.
¿No cree? Un punto de la ciudad que no falla si quiere validar lo denunciado en esta nota son los alrededores del Parque El Virrey. Siéntese en el Café Illy que se encuentra en el costado oriental de la Cr 15, diagonal al CAI, y podrá ser testigo de la violación sistemática de este elemental principio. Pero sucede en toda la ciudad. Plazas y parques son puntos críticos: los he visto en la Plaza de Lurdes, dentro del Parque de la Independencia, también en la Plaza de San Victorino. Las motos fuera de los andenes y de los espacios públicos peatonales.
Propuesta:
• Aplicar la multa. Pero para ello, resulta fundamental que policías no violen el principio básico de no permitir motorizados sobre andenes, ciclorutas, parques, plazas, pasos peatonales, etc. Las sanciones son mejor aceptadas por la ciudadanía, cuando quien es responsable de su aplicación, goza de autoridad moral. Y esta última, la da el ejemplo.
A diferencia del carro, para las motos no hay bolardo o altura del andén que las discipline. De ahí la importancia de invitarlos a la autorregulación y sensibilizarlos a través de campañas, sin dejar de ejercer el recurso de la sanción que le compete a las autoridades policiales de tránsito. En este asunto le cabe responsabilidad al Ministerio de Transporte, a la Secretaria de Movilidad, a los Medios de Comunicación, a la ciudadadanía, al concejo, al Alcalde, en fin.
Tenemos que velar por la legitimidad y efectividad de nuestros sistemas sancionatorios.
• Programa de patrullaje policial en bicicletas: Crear programa para que un número importante de policías patrulle en bicicleta. Así comenzamos a construir conciencia y criterio en nuestras autoridades de policía, sobre las condiciones de seguridad y cultura ciudadana que requieren peatones y ciclistas urbanos. Sería una manera interesante, innovadora y efectiva de promover el uso de la bicicleta. De generar empatía en nuestra policía hacia los actores más vulnerables de la vía, y viceversa; de acortar distancias entre unos y otros. Tendríamos policías más saludables, aumentaría su contacto con la comunidad y el ciudadano de a pie, les haría más sensibles en relación a sus problemáticas. Incluso mejoraría su movilidad. Todo perfectamente en línea con la filosofía del plan cuadrantes. En materia de seguridad vial y movilidad tenemos que insistir en el concepto de convivencia. Y por favor: ¡Innovar!
• Negocios responsables con la ciudad: En la ciudad hay negocios fácilmente identificables que utilizan la moto cotidianamente para el desarrollo de sus actividades y la prestación de sus servicios. Hablamos de restaurantes, tiendas, droguerías y pizzerías (¨gratis después de 1/2 hr¨) que ofrecen domicilios, empresas de mensajería, de seguridad privada, y sistemas de seguridad estatal (escoltas). El concepto de responsabilidad social con la ciudad, que premie la corresponsabilidad empresarial y ciudadana que ayude a la ciudad, debe ponerse en la agenda de Bogotá. No podemos esperar que todas las soluciones provengan de lo público. Y por su parte, el Distrito debe buscar maneras de involucrar, incentivar y comprometer a grupos de interés en la construcción de soluciones colectivas a los diversos problemas urbanos que enfrentamos.
Anécdotas
Informe reciente de Secretaría Movilidad:
Mientras escribía esta nota me encontré con el siguiente mensaje en Twitter:
@SectorMovilidad Autoridades culminan de atender un accidente en la calle 67B con carrera 62sur, en el cual, una motocicleta arrolló a cuatro menores de edad.
Excolega arrollada por motociclista
Personalmente conocí el caso de una ex colega, que mientras esperaba el bus que la llevaría a su casa después del trabajo, fue arrollada violentamente por una moto que aceleraba sobre el andén. El impacto la dejó tendida y gravemente herida. Incomprensiblemente, el motociclista huyó. Mi colega tuvo que ser incapacitada por más de un mes.
Hola, muy interesante el análisis, es muy cierto que el terrible «sistema» de transporte obliga cada vez mas a tomar esta opción (más barata en todos los sentidos) jarta eso si la generalización, como si todo quien anda en moto asumiera esa conducta o como si todo el que fuera a andar en ella lo hiciera. Salvo el mal uso que se le da, no se puede decir que para la ciudad es mejor que haya mas carros a mas motos como se implica acá, citando las estadísticas como si se tratara de la muestra de una epidemia, argumento común de los anti-moto «nos vamos a volver como Calcuta».
Buenos días, el problema esta en que ahora entregan motos hasta por sospecha, Ud. va a un almacén de cadena encuentra concesionarios de estos productos como si fueran ya parte de la canasta familiar, facilidades de pago, increíbles promociones, ademas una agresiva campaña publicitaria que lo invita a comprar estos productos, pero quien regula esto? no exigen al futuro propietario un pase, un examen, nada simplemente el dinero de la cuota inicial y listo, la Moto es suya, nadie controla estos vehículos en las calles, zigzaguean peligrosamente entre los carros sin importarles nada, y lo mas critico y que parece no importar a nadie, los accidentes de este tipo de vehículos aumenta y nadie dice nada, lo importante es vender sin importar a quien. Sera que alguna entidad gubernamental se pellizca y comenzara a controlar o debemos esperar algo verdaderamente catastrófico para que actúen?