Entrada de Diego Laserna en La Silla Vacia.
Las sociedades cómodas no luchan, se encierran. Si el parque se vuelve inseguro se van para el centro comercial. Si la ciudad se congestiona se van para los suburbios. Si el transporte público se daña, se van para los carros. Si los taxis se dañan se van para Uber. Como si nunca tuvieran poder para cambiar nada…
Mucha mucha energía se le ha botado al debate de la llegada de Uber pero el punto de fondo para los bogotanos no debería ser si legalizar Uber o no. Con o sin Uber la mayoría de nosotros vamos a tener que seguir usando taxis y nos merecemos un servicio decente. Esa debería ser la prioridad. Sin embargo el tema es tan oscuro legalmente y tan poco rentable políticamente que nadie se atreve ni siquiera a tocarlo.
Para nosotros los usuarios la fácil es cogerla contra los conductores. Los abusos (como se ve en los videos de abajo) son grotescos y cotidianos. Lo cómodo es catalogar a todos los taxistas como unos atarbanes y esperar que una empresa nueva nos salve de nuestra propia incapacidad de organizar la ciudad. Pero no señores, el problema real de los taxis no son los conductores, es una falta de claridad total sobre cuales son las reglas y quién tiene que hacerlas respetar. Y de ese atolladero no nos va a sacar Uber.
Y es que el caos en que funciona el tema de los taxis en Bogotá es difícil de creer. La Secretaría de Movilidad no sabe bien quiénes son los conductores, ni los dueños de los carros ni tiene cómo sancionarlos por infracciones que no sean de tránsito. Ni las empresas de taxi, ni los propietarios asumen ninguna responsabilidad por lo que hacen los carros que tienen afiliados ni sus conductores y cuando acumulan suficientes comparendos amenazan con irse a paro y el distrito se arrodilla. Además los conductores están trabajando 12 o 14 horas diarias en un trafico demencial y en un ambiente cargado de una agresividad tal que no debería ser ninguna sorpresa que tarde o temprano exploten.
A pesar de los problemas del SITP el esquema bajo el que se diseñó tiene como objetivo precisamente facilitar el control sobre buses y conductores ya que la Secretaría no tiene que lidiar con miles de buses, propietarios y conductores sino con 7 u 8 empresas. A algo así habría que apuntarle con el sistema de taxis. Así si un conductor comete una infracción o un abuso, el responsable no es él sino la empresa. Si el conductor maneja más de 8 horas y sufre un accidente el responsable no es él sino la empresa (y además tendría un seguro que ahora no tiene). Bajo este sistema la empresa tiene incentivos para contratar solo conductores decentes, que trabajen horas razonables y ayuda a la Secretaría a ejercer un control sobre sus vehículos.
Por supuesto – como en el ejemplo del SITP – de poco sirve crear un mejor sistema si la Secretaría no se molesta en sancionar rigurosamente; pero es hora de que dejemos de evitar el tema de los taxis y le busquemos una solución real. Si nos acostumbramos a la comodidad, nos va a ir muy, muy mal.
Buen Punto, pero debo agregar que la agresividad es uno de los focos por los que la gente no le gusta ya coger taxi…, el tema central, creo yo, es el desplazamiento… si yo necesito ir a Centro Andio desde el barrio la Soledad o de un punto A a un punto B, al taxista no le sirve, en la mayoría de los casos… por que no está en su ruta… por que… hay trancón… por que… por que…, en si el problema somos todos… y espero ser parte del cambio, poder encontrar una solución, viable para todos en eso estoy de acuerdo con usted.