Por: Diego Laserna @dglaserna
A usted fijo le explicaron en el colegio lo de la Patria Boba. Algo así como que después de que rompieron el Florero de Llorente y los españoles se fueron, en lugar de ponernos las pilas a organizar el país, nos dividimos entre centralistas y federalistas, y empezamos a darnos en la jeta. Nariño con los centralistas, Torres con los federalistas. Y nos seguimos dando en la jeta hasta que los españoles volvieron, nos encontraron cansados y divididos y volvieron a ocupar el país.
Bueno pues han pasado más de 200 años pero hemos madurado poco. Cualquiera que tenga dudas, échele una mirada al debate entre Petro y Peñalosa sobre el deprimido de la 94 la semana pasada.
Para los que no entiendan, el resumen de la pelea es básicamente algo así
Peñalosa: “El deprimido lo hice yo”
Petro:“No. ¡Yo lo hice primero!”
Y tristemente este no es un episodio aislado sino un símbolo de lo que ha sido el ultimo año de vida política en Bogotá. Si sube la pobreza es por Peñalosa. Si se dañan los Transmilenios es por Petro. Entonces hay que revocar al uno y revocar al otro. Y así, mientras los bogotanos miramos estupefactos las peleas de nuestros líderes la sociedad poco a poco se va contagiando.
Hoy en día en Bogotá uno no puede decir que Petro tuvo una buena idea sin ser tildado de “petrista” o que está de acuerdo con Peñalosa en una decisión sin que lo señalen de “peñalosista”. En cada discusión sobre el tema hay gente que echa espuma por la boca y está dispuesta a sacarle los ojos a cualquiera que disienta.
Pero afortunadamente, creo que hay una gran mayoría callada pero aburrida de esa gritadera. A esa mayoría nos interesa es Bogotá y entendemos que podemos decir que Petro y Peñalosa han hecho cosas positivas sin que eso quiera decir que defendemos todo lo que hacen.
Siempre he sido un gran admirador del cambio que tuvo Bogotá durante la época Mockus-Peñalosa-Mockus y hasta ahora pensé que habíamos tenido mucha suerte que dos alcaldes así de maravillosos coincidieran el uno después del otro. Pero estoy empezando a cambiar de opinión. Estoy empezando a creer que en ese periodo se hicieron transformaciones tan importantes sobre todo porque los dos lograron darles continuidad a temas entre gobiernos sin echarse el agua sucia del uno al otro. Creo que a esa clase de sucesiones es a lo que tenemos que aspirar en Bogotá
No sé si esta peleadera en la que se ha sumergido la ciudad tenga vuelta atrás en el futuro cercano pero lo que si sé es que para cada nuevo alcalde debería ser un requisito que al posesionarse empezara diciendo todas las cosas buenas que hizo su antecesor y que él va a continuar. Tal vez así por fin paramos de meternos los dedos entre las heridas y logramos hilar un proyecto de ciudad.
Por ahora solo aspiro a que el alcalde y su equipo se concentren en manejar la ciudad y nunca más vuelvan a mencionar a Petro a menos que sea para rescatar algo positivo de lo que hizo su gobierno.