Dejemos de hablar de colados

Por: Daniel Cano

Cada cierto tiempo aparece una nueva ola de colados en Transmilenio o más bien, los medios de comunicación, analistas, twitteros y expertos hablan muchísimo del tema. Es un asunto complejo, que atraviesa temas que van desde la percepción de calidad del servicio, capacidad adquisitiva de los usuarios, mitos sobre el modelo de negocio y un larguísimo etcétera.

Algunos defienden que es un crimen terrible no pagar el pasaje y proponen todo tipo de medidas punitivas: poner más multas, perseguir a los colados, revisar los pasajes durante el trayecto, mientras en la otra punta se plantea que es un tema de justicia social en el cual la gente no paga por que es muy costoso, porque el dinero va a enriquecer a un par de familias o porque el servicio es tan malo que no se debería pagar por el mismo.

Puede haber elementos de verdad, al igual que de mitos y leyendas en ambos lados de la ecuación. Lo cierto es que algunos de los esfuerzos que se han implementado como bardas anti colados, mayor personal de seguridad y multas, han sido insuficientes para controlar el fenómeno. Igualmente, los esfuerzos por mejorar el servicio tales como: la renovación de la flota, uso de tecnología para saber que tanto se demora el bus y campañas de comunicación no han llevado a que la gente sienta que el servicio ha mejorado. Hay mucho que mejorarle a Transmilenio, sin embargo, acá solo nos enfocaremos en el tema de los colados.

Si queremos solucionarlo, resulta necesario tirar ideas locas al aire y pensar por un momento por fuera de la caja. Carlos Pardo hizo lo propio al proponer eliminar el costo al usuario y buscar financiar el sistema 100% a través de otras fuentes. ¿Es una idea absurda? Tal vez, pero da elementos muy interesantes para pensar y debatir una verdadera solución. Igualmente, esta propuesta o algunos elementos de ella, nos permitiría pensar en mecanismos para bajar el costo del pasaje, que ya es bastante alto para las personas con ingresos bajos, estudiantes, amas de casa, etc.

En este texto intento aportar otra idea absurda que puede contribuir un poquito a resolver el asunto. Mi gran tesis es: “Dejemos de hablar de colados.” ¿Suena absurdo y me quieren linchar? Buenísimo, ahora párenme bolas que hay ciencia detrás de esto.

Desde los años 70 ha habido una revolución en la economía, a través de la aparición de la economía del comportamiento. Resulta que los humanos somos super irracionales y hacemos cosas absurdas todo el tiempo. Entonces a veces tenemos que usar los huecos raros en nuestra cabeza para promover comportamientos. Estas teorías están tan probadas que ya tres manes se han ganado un Nobel de economía por sus contribuciones.

Una de las teorías planteadas por esta nueva disciplina es la teoría de las “Normas Sociales”. Esta teoría plantea que las personas queremos intentar alinearnos a las prácticas usadas por la mayoría o por muchas personas en situaciones similares. Si alguien me notifica que una cantidad importante de personas hace A es más probable que yo lo haga. Antes de que me brinquen a decir que ustedes no son tan fáciles de manipular, pues si lo son y yo también. Varios estudios se han hecho al respecto, por ejemplo el uso de letreros en hoteles que recuerda a los huéspedes que otros usuarios han optado por reutilizar las toallas  o estudios que muestran que las personas ahorran más agua cuando ven a otros ahorrar agua.

En este sentido, recordar de manera recurrente que otras personas hacen una actividad puede influenciar que otros lo hagan. La difusión masiva de información tal como la recopilada por el último informe de Transmilenio sobre los colados difundida por City Noticias puede ayudar a aumentar el problema antes que disminuirlo. Mensajes como ‘3 de cada 10 personas se cuelan en el sistema’ o ‘una de cada 3 personas no pagan el pasaje’ dan un mensaje de normalidad frente a esta conducta. De hecho, la claridad sobre zonas específicas del sistema donde la cantidad de colados se acerca peligrosamente a la mitad de los usuarios, puede terminar por reafirmar el mensaje de que la norma social es no pagar el pasaje.
Obvio que todos sabemos que no debemos colarnos, (también sabemos que debemos parar en los pares o respetar el límite de velocidad) pero la norma social es otra y tendemos a seguir a la mayoría.

No vengo a decir que la causa de los colados es que se hable de ellos, pero es un fenómeno en ascenso que cada vez es más y más frecuente. Poco a poco se convierte más en una norma social, algo que vamos a hacer todos, aunque no nos parezca lo correcto.

Es hora de dejar de hablar de colados y enfocarnos en aquellas personas que si pagan el pasaje. A los que saben que el sistema necesita mejorar, pero no se logra boicoteándolo. Recordemos que aún en las estaciones con más colados, la mayoría de las personas pagamos el pasaje y quizás así podamos contribuir un poquito a que ese grupo sea cada día mayor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: