La violencia más allá del estadio

Por: Sin equipo – Columnista Invitado

Como lo menciona Valeria Hurtado en su ultimo artículo en Combo2600 Cámbiese la camiseta”, la “fiesta del fútbol” ha sido epicentro de diversas manifestaciones de violencia entre  hinchadas de un equipo y otro. Sin embargo dicha problemática  sobrepasa los estadios y con el tiempo se ha trasladado a carreteras, localidades, comunas y barrios alrededor de Colombia.

Los cientos de efectivos de la policía que en cada juego son separados de su misión de proteger la ciudad para conformar los anillos de seguridad en el estadio el Campin, de algún modo han logrado garantizar la “normalidad” de la fiesta deportiva. Han estado allí para impedir que los hinchas ingresen al terreno de juego, se enfrenten sin control en las tribunas o en su defecto agredan el escenario. Un costoso pero  efectivo control policivo (con sus criticas) por parte de las autoridades que de la mano muchas veces de las mismas hinchadas ayuda a garantizar, con algunas excepciones, la continuidad de las fechas del fútbol profesional Colombiano.

Por el contrario la  violencia fuera del estadio por una parte de estas hinchadas es un problema cada vez más grande para los gobiernos locales. Las causas pasan sin duda por las condiciones de marginalidad en las que estos jóvenes conviven e incluyen factores como que ciertas barras controlan una parte del micro tráfico de la ciudad y sus conflictos en el  territorio terminan convirtiéndose en en algo más que simple intolerancia.

Una efectiva respuesta a la violencia entre las hinchadas tendría que asumir el reto más allá de los escenarios deportivos, abordar la complejidad de los territorios , abrir la discusión al interior y fuera de las hinchadas sobre los  principios y deberes  del  hincha ( buscando cambiar su imaginario como delincuente) y ayudar a realizar lo que el sociólogo Jorge Patiño define como “la posibilidad que tengan los jóvenes de construir múltiples escenarios de identidad más allá del equipo y la barra como fetiche social, posibilidad que radica en la democratización de bienes simbólicos en torno a los cuales los jóvenes puedan encontrar diferentes posibilidades de identificación”.

Por otro lado los discursos cargados de xenofobia crecen entre las hinchadas del país.  Alimentados en parte por las decisiones de los órganos de control del fútbol, casi siempre orientados por los intereses  de los equipos, el desinterés del gobierno nacional y la incapacidad de los alcaldes para garantizar que cualquier ciudadano logre, por ejemplo, trasladarse de una ciudad a otra para participar de esta fiesta, apartando de paso a los “hinchas civilizados” que desean promover acciones como el cambio de camisetas. De igual modo pareciera que a los equipos también les saliera más útil tener como modelo de hinchadas a grandes grupos de jóvenes  organizados al rededor de estructuras verticales (Capos negativos), que a sujetos críticos de la violencia, interesados profundamente por la fiesta del fútbol como por su democratización.

Una vez en marcha estos retos se tendrá mayores resultados a la hora de proponer que la mayoría logremos cambiarnos la camiseta de esta fiesta.

– El autor de este artículo por razones laborales nos ha solicitado permanecer anónimo –

Las opiniones aquí escritas son responsabilidad del autor y podrían coincidir o no con la opinión del Combo2600.

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