La Revocatoria de Petro: nada por aquí y nada por allá

Tomada de: adrianguerramagia.com

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Por: Diego Laserna @DgLaserna

El alcalde Gustavo Petro y el representante a la Cámara Miguel Gómez son dos tipos decentes que hacen política desde orillas distintas pero por convicción. Uno podrá estar en desacuerdo con ellos pero nadie con credibilidad los acusa de bandidos. Por eso tal vez es tan lamentable verlos envueltos a los dos en la pantomima farandulera de la revocatoria.

Me explico: la revocatoria es en teoría una herramienta legitima y útil para que los ciudadanos le retiren su apoyo a quien eligieron. El problema es que las leyes 134 de 1994741 de 2002 que definen cómo funciona impusieron unos requisitos demasiado altos para convocar un referendo revocatorio pero sobre todo para ganarlo.

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En Colombia desde 1996 se han solicitado 80 revocatorias de las cuales se han votado 37 y no ha prosperado ninguna. Sólo en un caso en Murindó, Antioquia en 2005 se superó el mínimo de participación requerida pero ganó el “no”. En esa ocasión el umbral eran 221 votos.

Concientes de la dificultad para revocarle el mandato a un gobernador o alcalde, en 2011 se aprobó nuevamente un proyecto de ley que reduce los requisitos para convocar un referendo revocatorio y que éste sea aprobado. Sin embargo este proyecto por ser una ley estatutaria necesita ser aprobado por la Corte Constitucional para entrar en vigor y así hacer más accesible la herramienta de la revocatoria del mandato a ciudadanos alrededor del país.

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Tomando en cuenta que el proyecto de ley está en manos de la Corte Constitucional desde junio de 2012 uno esperaría que ante un poco de presión política (como sin duda pueden ejercer los muchos enemigos de Petro) la Corte se pronunciara rápido y aumentaran enormemente las posibilidades de que la revocatoria fuera exitosa.

Pero no, para el representante Gómez aparentemente no es tan importante que la revocatoria sea exitosa como arrancarla antes que cualquier otro y así tener todas las cámaras para él. Gracias a esto, Gómez es el papá indiscutido de la iniciativa y pasó de la Siberia mediática que es la Cámara de Representantes  a la franja triple A de los noticieros. Una movida inteligente si quiere brincar políticamente de la Cámara a cualquier otro lado.

El alcalde a su vez, ni corto ni perezoso ha salido a decir que detrás de la iniciativa de la revocatoria está el “cartel de la contratación”  y que los progresistas deben salir a las calles a derrotarla. Otra movida inteligente si quiere seguirse presentando como la antítesis de la corrupción y como un mandatario al que sus opositores no quieren dejar gobernar.

Lo grave es que Gómez sabe que en esta ocasión como en las 37 anteriores no saldrán 1.234.000 personas a votar por la revocatoria. Y a su vez Petro sabe que los hampones que se robaron Bogotá con Samuel Moreno son demasiado vivos para botar su plata en una iniciativa sin futuro. Pero más importante aún, los dos saben que la revocatoria les ofrece una excelente oportunidad para crecer políticamente.

Mientras tanto el público y los periodistas, en lugar de hablar sobre los temas importantes de ciudad están haciendo cábalas sobre el futuro de la revocatoria y si se llega a convocar (como seguramente sucederá) se desperdiciarán más de 40.000 millones de pesos en la logística de las elecciones.

El día después amanecerá con Petro y Gómez más famosos y la pobre Bogotá más pobre, sucia y desordenada.

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