La fórmula para Bogotá: dos dosis de espacio público y una de innovación

Por: Valeria Hurtado Muñoz
@Valeriadelcosmos

 

Diseño urbanoHay un sentimiento generalizado en la ciudad sobre la falta de espacio público y si además del sentimiento hacemos un recorrido por las cifras, la desazón aumenta considerablemente.

El hecho de que sea la Organización Mundial de la Salud, la entidad que establece el índice de espacio público, no es algo que deba pasar inadvertido, todo lo contrario, es tan importante el origen del índice, como aquello que mide. Según la OMS, la definición de salud es: “no sólo la ausencia de enfermedad o padecimiento, sino también el estado de bienestar físico, mental y social”, y dado que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, los espacios urbanos deben proporcionar las condiciones necesarias para mantener a los ciudadanos saludables.

Ahora bien, ¿cómo logra una ciudad proporcionar el espacio urbano adecuado para que sus ciudadanos se mantengan saludables? ¿Sabía usted que para 2012 la inactividad física era la responsable de 3.2 millones de muertes anuales a nivel mundial?[1]No son pocas muertes, y tampoco es poco lo que puede lograr una ciudad bien planificada y con imaginación para disminuir esta estadística.

Si evaluamos la capacidad de Bogotá para proporcionar a sus habitantes el espacio público adecuado, encontramos que la ciudad está rajada. El índice de espacio público efectivo (EPE)* es de 3.93 m2/hab, muy por debajo de los 15 m2/hab mínimos que establece la normatividad vigente en el Decreto 1504 de 1998.Y si además evaluamos la distribución del espacio público existente, las localidades de Ciudad Bolívar, Antonio Nariño, Los Mártires, Bosa y La Candelaria, ni si quiera están listas para presentar el examen.

Fuente: Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público – DADEP, DADEP presenta la radiografía del Espacio Público de Bogotá D.C., Bogotá D.C. 2013

Fuente: Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público – DADEP,
DADEP presenta la radiografía del Espacio Público de Bogotá D.C., Bogotá D.C. 2013

¿Y entonces qué hacemos con los más de 7.2 millones de habitantes que necesitan, por prescripción médica, espacio público? La excusa y muchas veces con razón de fondo, es que no hay lugar para poner el espacio público, porque la mayor parte de las localidades, que presentan el menor índice, crecieron sin planeación y de la mano de urbanizadores piratas; sin embargo, la creatividad de quienes pensamos la ciudad debe ir más allá.

Ya que siempre hay espacio para poner una nueva vía, un nuevo puente o una nueva oreja vehicular, y ya que en este caso las excusas suelen quedarse cortas y la necesidad del carro prevalece por encima del bien de la comunidad… digo, “el bien general prevalece por encima del bien particular”, podríamos utilizar los espacios “residuales” de esos puentes, vías y orejas, para generar parte del espacio público que requieren los ciudadanos.

La Ciudad de México, con todos los problemas que pueda presentar, me ha dejado sorprendida con esto:

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Foto tomada de tudiscovery.com

Foto tomada de tudiscovery.com

¡Las bases de los puentes están inundadas! De gente, de mobiliario urbano, de parques, de cafés, para que todo el que pase por debajo, en lugar de sentir miedo, sienta ganas de jugar y darse un descanso en medio de la mole de cemento. Esta forma de transformar espacios baldíos en parques y zonas comerciales, donde es común ver gente disfrutando la ciudad, además de mejorar el índice de espacio público efectivo, disminuye notablemente la inseguridad[2].

¿Y cómo va Bogotá en todo esto? Hay 561 puentes peatonales y vehiculares, según fuentes del Distrito, esperando mentes creativas, colectivos, y ojos de la Administración para ser evaluados y acondicionados, y así convertirse en una dosis de la medicina que necesita la ciudad.

Además el marco normativo en esta materia está listo, así lo define el Acuerdo 317 de 2008 “Por medio del cual se establece la rehabilitación y dotación de equipamientos en las zonas bajas de los puentes vehiculares”. Han pasado casi 6 años y esta norma parece olvidada (entre tantas), mientras tanto el índice de espacio público en la ciudad se mantiene por debajo de los estándares.

Techo Super CAD Calle 26 Foto: archivo personal

Techo Super CAD Calle 26
Foto: archivo personal

Pero podemos ir más allá, hay techos de edificios públicos, que convirtiéndose en parques, además de mejorar el índice de espacio público de la ciudad, harían de la visita de los ciudadanos a este lugar, una experiencia más placentera, especialmente cuando van acompañados de niños. Incluso, regalarle el techo de un edificio público a la ciudad convertido en parque, podría incidir positivamente en el desempeño de los funcionarios que trabajen allí.

La idea está puesta sobre la mesa, la normatividad ya está hecha, ahora se necesita un exhaustivo inventario de puentes, orejas vehiculares y techos “públicos”, con su respectivo análisis técnico, para que todos los actores de la ciudad: públicos y privados, colectivos e individuales aportemos nuestro ingenio y hagamos realidad la oportunidad que tiene Bogotá de aumentar el espacio público necesario para cumplir con la fórmula médica que requieren los ciudadanos y vivir mejor.



* Mide la cantidad de superficie de espacio público de carácter permanente, conformado por zonas verdes, parques, plazas y plazoletas.

[1]Health Indicators of Sustainable Cities, World Health Organization, 2012.

[2]Para los que estén interesados en ver cómo se han distribuido los porcentajes de espacios baldíos en la Ciudad de México entre parques, plazas, comercio y parqueaderos, acá les dejo el link: http://adn.tudiscovery.com/mxico-df-transforma-bajo-puentes-en-plazas-pblicas/.

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