La Babosa Neutralidad Bogotana

Por: Diego Laserna @dglaserna

Los bogotanos seguimos turuletos. Todavía no nos reponemos del golpe bajo de un gobierno que no tuvo ningún problema en meternos los dedos a la boca y robarse lo más preciosos de nuestra sociedad. Las ambulancias que atienden a quienes se debaten entre la vida y la muerte, los refrigerios de los niños más humildes, los andenes, los puentes peatonales y hasta el TM que mueve a millones de trabajadores todos los días. Se robaron todo lo que tocaron. Pero no se robaron solamente la plata, nos robaron nuestra autoestima, nuestra confianza en lo público y nuestro sentido de pertenencia.
Hoy en día los mayores símbolos de ese gobierno están en la cárcel. Los contratistas, el exalcalde, su hermano, sus aliados en el concejo y varios altos funcionarios. Pero como una víbora mitológica el proyecto político que estos señores representan puede perder la cabeza y sacar otra. Y seguir adelante con fuerza.
Hoy en día, con cara de yo no fui, varios de los titiriteros del saqueo de Bogotá nos pretenden vender la idea de que ellos son la garantía de que a la ciudad lleguen la paz y la justicia social. Y no sorprende que sus clientelas y sus contratistas los sigan pero sí es horroroso que los que fuimos las victimas de ese saqueo adoptemos una neutralidad babosa como si tomar postura en las elecciones fuera un pecado y las deudas de estos señores no fueran con nosotros.
No son solo los que dicen que no votan porque todos los políticos son iguales. Son las universidades, los medios de comunicación, las ONGs, la Cámara de Comercio, Probogotá que tienen pánico de que los señalen de “politizarse” y hacen hasta lo imposible por darle el mismo trato a todos los candidatos a la alcaldía y al concejo. Como si para ellos y para nosotros diera igual. Después de derramada la leche escribirán informes, notas, columnas lamentando el estado de la ciudad y preguntado qué nos sucedió. Yo preferiría que se quedaran callados. El momento para hacer algo por Bogotá es ahora. Para darle espacio a los candidatos serios y honestos, para darles plata, para ponerles votos.
OBVIAMENTE tomar una posición es un riesgo, siempre lo es. Pero tenemos una oportunidad en los próximos cuatro años de cambiarle el rumbo a Bogotá ¡una! La pregunta es si nos vamos a arriesgar a embarrarnos para sacar esta ciudad adelante o si vamos a seguir balbuceando disculpas y quejas mientras cada vez nos arrinconan más y más los que no tienen ningún miedo a empuercarse.

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