Por: Juan Pablo Castro @JuanPCastro
«Ninguna ciudad puede resolverse con un museo.El supremo museo es la propia ciudad.»
Paulo Mendes da Rocha, Arquitecto y Urbanista Brasilero
Aproximadamente hace 1 año comencé a documentar arte urbano que encuentro en mis recorridos por Bogotá, lo cual ha sido un ejercicio mágico. Entre las razones para sentirlo así, además del aprecio por el arte, porque me ha significado una manera entretenida de conectarme con el momento presente y el lugar donde estoy. En este caso Bogotá y la realidad de sus calles, andenes, plazas, parques, esquinas, gente, muros, árboles, etc. Tienes que activar todos tus sentidos.
En este paseo, como todo en esta vida, progresivamente vas ganando sensibilidad. El ojo se va afinando. La intuición va mejorando. Y entonces, comienzas a ver detalles de calles y lugares que de otra manera te pasarían inadvertidos. Juegas a ubicar hermosas sutilezas de la ciudad y a fascinarte por aquello que a otros resulta intrascendente o simplemente no ven. A través de la búsqueda del arte observo la ciudad física, pero de paso también me detengo en el comportamiento de los transeúntes y las variaciones de las energías de sus distintas calles. Que las hay alegres, oscuras, mugrientas, indecentes, amables, adorables, aburridas. Eso sí, todas tienen lo suyo.
La posibilidad de sorprenderte está presente en todo momento, esperándote en cualquier esquina o callejón. ¿Dónde estará el siguiente mural? Siempre quieres ver más y ningún rincón se descarta. Las calles las andas con un sentido de misión y propósito, diferente a quien sólo piensa en desplazarse de un punto A a un punto B. Siempre curioso. Pasa el tiempo y notas cómo hay muros que ya los llevas grabados en tu memoria, y que comienzas a registrarles su evolución hasta cogerles cariño. Vez cómo a algunos se les revive con nuevo arte, mientras otros, tristemente son arruinados por la insaciable y contaminante publicidad exterior. Así es la ciudad efímera.
Ahora bien, ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo? Definitivamente caminar o rodar en bicicleta; permiten pausar, apreciar y fotografiar. El auto, generalmente no. Por lo menos no dentro de la ciudad. Hay demasiada velocidad asociada, te aísla del entorno, pero además conducirlos requiere de toda tu atención. Dicen que para conocer una ciudad hay verdaderamente que caminarla.
Definitivamente la posibilidad de sorpresa y deslumbramiento existe aun encontrándote en el lugar en el que has vivido toda tu vida. Buscar arte urbano, registrarlo en fotos, para después compartirlo con mis amigos y el resto del mundo a través de un blog (miblogota.tumblr.com), ha sido mi manera particular de romper con la rutina, conectarme con el presente, pausar, respirar, y rescatar algo hermoso y esperanzador en medio de la dureza de mí ciudad. Hoy me considero un turista urbano de tiempo completo. Lo invito a que lo intente.
Los invito a que me envíen fotos de arte urbano que descubran para exhibirlo en el blog. Pueden enviarlas a través de gsarmientoaparicio@gmail.com, @miblogota o colgarlo en www.facebook.com/pages/MiBlogota.
Fabuloso. Inspirador. Alguien criticó y dijo que el graffitti está desgastado. Creo que el graffitti tiene cada vez algo nuevo para enseñarnos, para mostrarnos y ponernos a pensar. El color, la reflexión, la realidad que contienen es vibrante y para los que podemos apreciar uns buena imagen en un muro abandonado, sabemos que el valor que le da a nuestros viajes diarios es enorme. Buena recomendación.