De problemas y soluciones

Por: Martín Rivera @riveraalzate

Sí, estamos mal. Siguen latentes los coletazos del carrusel de la contratación, las inundaciones hasta ahora cesan y todavía no se ve una hoja de ruta clara para el próximo cuatrienio. Da impotencia, frustración e incluso rabia ver como la ciudad que tanto queremos sigue siendo odiada y criticada por muchos –y con razón-. El objeto de esta entrada no es aumentar la lista de ataques hacia lo que se está haciendo, sino un llamado de atención a usted, estimado ciudadano, para realizar un ejercicio introspectivo y pensar qué le estamos dando a la ciudad.

Desafortunadamente tenemos la costumbre (¿cultural?) de criticar, objetar, destruir y degradar sobre lo que no nos gusta. Esto lo hacemos muchas veces con las manos en la espalda y sin un aporte propositivo. Dichas acciones se intensificaron a raíz de la descarada administración pasada y decidimos, colectivamente, culpar a los de arriba por sus acciones sin cambiar las nuestras. Si no, piense en cuándo fue la última vez que le pagó a un agente de tránsito para evitar una multa. Esto también es una práctica de corrupción.

Mientras seguimos esperando a que los de arriba cambien sus hábitos sin nosotros modificar los nuestros, todo va a seguir igual. Si por el contrario somos conscientes del verdadero poder e influencia que tenemos como ciudadanos, podremos vivir sin duda en un lugar más agradable. No olvidemos que la ciudad es nuestra, la ciudad es de todos y hay una responsabilidad colectiva para tenerla limpia y ordenada.

¿Por qué esperar entonces a que la administración le responda a las demandas de la ciudadanía? ¿Por qué no resolver los pequeños problemas nosotros mismos? Con pequeños cambios en nuestros hábitos, podríamos -independiente de las decisiones que se tomen arriba- hacer de nuestra ciudad un mejor lugar para vivir. Es por esto que pregunto: y usted ¿qué le ha dado a Bogotá?

Un saludo al conductor del bus, no arrojar basura al piso, poner una flor en la ventana para embellecer el entorno, caminar más, montar más en bicicleta, sembrar más de un árbol… son tan sólo algunos ejemplos de miles de acciones que podrían mejorar nuestro día a día. Hay miles de ciudadanos de a pie que se encargan de hacer de Bogotá una ciudad más calurosa. Podríamos ser más, claro, si nos proponemos a tener una mejor ciudad. Pero eso está en la actitud, en la manera como enfrentamos los problemas y como nos articulamos unos con otros para  tener algo mejor.

Aprovecho esto para contarles sobre nuestra primera acción ciudadana. Un regalo a Bogotá. Cansados de esperar que inviertan en infraestructura para los peatones, decidimos buscar una calle en donde no hubiese cebra para que nosotros mismos, con el poder que nos otorga ser ciudadanos, intervenirla. ¿Resultado? La primera cebra de la ciudad que tiene líneas azules, embelleciendo esa calle; Cra. 9ª con 78. ¿Ilegal? No sabemos, pero quedamos tranquilos con el resultado pues logramos demostrar que una pequeña acción puede influir en mejorar, a pequeña escala, la calidad de vida de algunas personas. Nuestro granito de arena.

La invitación entonces es a que nos preocupemos más por nuestra Bogotá y desde los detalles del hábito, mejorar su condición de ciudad. Somos conscientes de que está pasando por un momento difícil, pero si usted va a criticar un problema debe ser parte de la solución. Si no, como alguien lo dijo a principios del Siglo XX, es parte del problema.

3 comentarios en “De problemas y soluciones

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