Por: Diego Laserna @lasernabogota
Bogotá siempre ha tenido un crecimiento caótico pero la dimensión del reguero que está sucediendo en los municipios de la Sabana durante los últimos años es de unas proporciones nunca antes vistas. Una explosión de la población, con bajas densidades, pobre urbanismo y enormes manchas de corrupción.
Fuente: Estudio de Huella Urbana – Idom y Findeter (2018)
Como lo muestran las gráficas, en tan sólo once años (de 2005 a 2016), los 20 municipios principales de la región pasaron de tener un millón de habitantes a dos millones, con una densidad inferior a un tercio de la que tiene Bogotá. Por lo tanto, en promedio un habitante de un municipio de la Sabana ocupa tres veces el espacio que uno que vive en la capital. Desde una perspectiva ambiental, eso es un desperdicio intolerable porque implica que gastamos mucha más tierra fértil, más recursos en infraestructura y más combustibles que si vivieran en Bogotá.
Mucho se ha hablado de quiénes son los culpables de este desastre. Que si los alcaldes corruptos, los constructores voraces o la falta de un mecanismo de gobernanza regional. Pero hay un cómplice en todo este reguero del que poco se habla: La Empresa de Acueducto de Bogotá.
Me explico. Sin agua no puede haber desarrollo urbano, y como muchos de los municipios de la Sabana no tienen casi agua propia, se la compran al Acueducto de Bogotá por una modalidad denominada “venta de agua en bloque”.
Condiciones de Abastecimiento de agua de Municipios de la Sabana
Fuente: Evaluación a los Efectos… de la Suspensión de la Venta de Agua en Bloque -Contraloría de Bogotá 2012
Aunque vender agua en bloque no es negocio, tendría sentido si uno dijera, por poner un ejemplo cualquiera, “venga es que la gente en Funza sólo tiene agua dos días a la semana y hay que ayudarle”. Pero cuando uno ve que en lugar de haber escasez, la huella urbana de Funza creció 63% entre 2010-2016 sin ningún orden ni planeación, no puede evitar preguntarse ¿Por qué el acueducto de Bogotá se presta para promover eso? ¿No debería la EAB tener unos criterios mínimos para decir qué clase desarrollo urbano necesitan hacer los municipios si quieren comprar agua en bloque? ¿Si quieren hacer un reguero urbano, no lo deberían hacer con su propia agua?
Crecimiento de la Huella Urbana del Municipio de Funza 2010-2016
Fuente: Estudio de Huella Urbana – Idom y Findeter (2018)
Pero bueno, digamos que exigirles a los municipios vecinos que se tienen que desarrollar de manera organizada, cumpliendo la ley y sin destrozar la Sabana es demasiado arbitrario y ambicioso entonces no.
Lo que uno si supondría es que por lo menos hay unas condiciones claras (y escritas) para definir los compromisos que tienen la EAB y los municipios en relación con la venta de agua en bloque. Pero no.
Los contratos de la EAB para la venta de agua en bloque están vencidos en cinco de los municipios y se opera bajo la modalidad de “contrato realidad” que más o menos quiere decir que se continúa con lo que se acordó en el contrato anterior. La EAB, se rehúsa a compartir estos contratos y sólo para tener una idea de lo desactualizados que deben estar, en los casos de Cajicá y Tocancipá se firmaron en 1981 y 1985, cuando claramente la situación del agua y el desarrollo urbano en la Sabana eran otra cosa.
Aunque no tener contratos actualizados y serios con los municipios vecinos es grave, sin duda lo más absurdo es que cuando uno le pregunta a la EAB si los municipios limpian el agua que Bogotá les vende después de usarla, contesten una desfachatez como:
“Los contratos que actualmente existen entre la EAAB…y los municipios… tienen como alcance la venta de agua en bloque sin contemplar el servicio de interconexión de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales. Razón por la cual, la empresa no tiene información sobre el porcentaje de las aguas residuales que los beneficiarios tratan actualmente”
No se necesita ser un crack de la geografía de Cundinamarca para darse cuenta que inclusive los municipios que no botan sus aguas residuales directamente al Río Bogotá, en la mayoría de los casos las vierten a ríos, humedales o quebradas que son afluentes del Río Bogotá y que si no están bien tratadas van a llegar ¿a dónde? ¡Pues a Bogotá!
Lugar de vertimiento de aguas residuales de los municipios que compran Agua en Bloque
Fuente: Derecho de Petición CAR
Y si alguno de ustedes es iniciado en el tema y cree que esto no lo debe hacer la EAB porque la CAR es la encargada, está equivocado. La CAR tampoco tienen ni idea cuanta del agua es efectivamente tratada y dice que eso no es problema de ellos sino de los propios municipios. Y pues a los municipios ¿qué les importa? Al fin y al cabo para ellos es más importante construir que limpiar agua, no tienen mucha plata para construir las plantas de tratamiento y la porquería fluye río abajo.
Así que el panorama es una vaina entre absurda y desoladora. La Empresa de Acueducto de Bogotá vende agua limpia a los municipios vecinos para que se desarrollen a lo loco y después estos mismos municipios echen el agua sin tratar al Río Bogotá y cinco localidades de la capital puedan bañarse en agua puerca.
De todas las cosas que el exalcalde Petro puso en la mesa durante su mandato, tal vez la más interesante fue la necesidad de planear la ciudad alrededor del agua y nos guste Petro o no, hay que reflexionar sobre el tema. Nadie pretende que la EAB salga de la noche a la mañana a decir que no le va a dar agua a ninguno de los municipios vecinos, pero tampoco puede funcionar como una maquina dispensadora que va repartiendo agua al primer postor sin tomar en cuenta su manejo ambiental ni la clase de desarrollo urbano que está provocando. Sobre todo en un contexto de total desgobierno regional, la EAB debería amarrarse los pantalones y exigirle a los municipios vecinos que si quieren agua, la manejen bien. Hoy eso está lejos de pasar y la empresa parece más interesada en promover el reguero en la Sabana que en garantizar un desarrollo sostenible para Bogotá y su región.
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Diego Laserna estudió planeación urbana en MIT. Es activista del Combo2600, comentarista de Alerta Bogotá y un eterno estudiante de mandarín. Le encanta el brillo del la grama del Campín y detesta la sensación mantequilluda de la baranda de los buses. Lo pueden seguir en Facebook acá y Twitter acá.
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