Todavía No

Los resultados del plebiscito el domingo pasado fueron desconcertantes. En las elecciones más importantes de las que tenga memoria el país el 63% de los votantes se abstuvieron de participar y el resto se partieron por mitades casi iguales con una ligera victoria del NO.

¿Qué llevó a la mitad a los votantes a rechazar los acuerdos entre el gobierno y las FARC? Es difícil dar una respuesta definitiva pero parecería ser una mezcla de la impopularidad del presidente, desconfianza en las FARC y una grotesca distorsión del contenido de los acuerdos por parte de algunos promotores del NO que acudieron a la homofobia, la paranoia al comunismo y el miedo a los impuestos para meterle toda clase de miedo a los votantes.

En cualquier caso la pregunta que importa hoy no es por qué ganó el NO sino cómo hacemos ahora para llegar a un acuerdo legítimo con las FARC y evitar que el conflicto vuelva a escalar.

Desafortunadamente, a pesar del Nobel y todo, el balón quedó en manos del principal representante del NO, el expresidente Uribe, y él no parece tener el menor incentivo para llegar a un acuerdo con las FARC. Sobre todo durante el gobierno Santos.  

El escenario hacia delante no es prometedor, Uribe se dedicará a hacer unas exigencias que él sabe que las FARC jamás estarán dispuestas a cumplir y tratará de no responsabilizarse de la negociación directamente, acusando un día a las FARC y el otro al gobierno por no querer avanzar hacia la paz. Todo eso mientras quema tiempo hasta las elecciones presidenciales de 2018 o logra convocar a una constituyente donde espera multiplicar su poder. Mientras tanto corremos el riesgo, que favorecería a Uribe enormemente, de que las FARC se aburran de esperar una renegociación que no llega y que regresen al monte a hacer lo que siempre han hecho.

¿Mientras tanto qué podemos hacer?  Debemos continuar con las movilizaciones de los últimos días, hacerle saber a Uribe que entendemos muy bien su estrategia y que el único responsable de que fracase el acuerdo será él. Pero sobre todo entender que los resultados del 3 de octubre también fueron una derrota para los que se confiaron, para los que no se informaron y los que se dejaron engañar. Y esa es una clase de derrota que se repite cada dos años que hay elecciones en Colombia.

Si logramos entender que como ciudadanos debemos informarnos bien, votar y no desentendernos el día después de la elección, Colombia habrá ganado mucho más que si hubiera sido aprobado el plebiscito con la indiferencia del 67% de los votantes. Así que adelante, tenemos que seguir construyendo país mientras esperamos que a Uribe se le encienda la velita de la sensatez y podamos seguir avanzando con decisión hacia la paz que nos merecemos.

 

(la imagen usada para este artículo fue tomada de CNN en español)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: