Pilas Caciques que llegó la Conurbación Electoral

Por: Diego Laserna @lasernabogota

Tal vez el fenómeno urbano más importante de los últimos años en el área metropolitana de Bogotá ha sido el crecimiento sin precedentes de la población en los municipios vecinos a la capital. Un estudio reciente estima que entre 2005 y 2016, los veinte municipios del primer circulo de influencia de Bogotá pasaron de poco más de un millón de habitantes a casi dos. Eso por supuesto no es el resultado del crecimiento vegetativo de la población sino de una inmigración masiva de habitantes que ante los altos precios de vivienda en Bogotá, han optado pasar su residencia allí. Ese crecimiento, en  general  desorganizado y a veces manchado de corrupción, ha tenido profundas consecuencias urbanísticas y ambientales sobre toda la región pero cada vez es más evidente que tiene una consecuencia menos esperada pero muy trascendental.

Desde que Bogotá eligió a Antanas Mockus como alcalde en 1994, se ha caracterizado por ser una ciudad rebelde electoralmente donde el voto de opinión pone el alcalde y donde los caciques y los partidos pesan poco. Mockus, Peñalosa, Garzón y Petro todos han sido fenómenos mediáticos que sorprendieron al país, pero Cundinamarca ha sido diametralmente distinta. Allí las primeras referencias políticas que se vienen a la mente son caciques o millonarios como Alvaro Cruz, Pablo Ardila o Leonor Serrano y los alcaldes de prácticamente todo el departamento pertenecen a partidos tradicionales.

Pero hay varias señales de que en los alrededores de Bogotá Cundinamarca está cambiando. El primer palazo fue que Sergio Fajardo haya ganado la primera vuelta en doce municipios de Cundinamarca, la mayoría con gran influencia de la capital, sin tener ni alcaldes ni concejales allá. Fajardo inclusive ganó en Funza, hogar del exalcalde, hoy gobernador y fiel alfil vargasllerista Jorge Emilio Rey.

Los Municipios en verde donde ganó Fajardo son: La Calera, Sopo, Chia, Cajicá, Zipaquirá, Tocancipá, Ubate, Suesca, Madrid, Mosquera, Funza y Facatativá.

 

El segundo campanazo, fue que en segunda vuelta Petro ganó seis de esos mismos municipios sin tampoco tener prácticamente ninguna representación política allá.

Los Municipios donde ganó Fajardo en primera y Fajardo en segunda son : Sopo, Tocancipá, Suesca, Zipaquirá, Funza y Mosquera. Petro ganó en primera y segunda en Soacha, Pasca y Cabrera.

 

Y el tercer llamado de advertencia fue el domingo pasado cuando en los 13 municipios donde ganó Fajardo la primera vuelta, se superó el umbral de la consulta anticorrupción con más de 40% alcanzando un promedio muy similar al 45% de la capital.

Y es que al ver el mapa de los resultados de la primera vuelta presidencial en Bogotá y los municipios vecinos es evidente que la frontera electoral que existía entre la capital y el departamento desapareció. La clase media y media alta bogotana se ha regado hacia el occidente y el norte de la ciudad y la clase media baja y baja hacia el sur, y adentro o afuera del distrito capital, votan igual.

Resultados de las localidades Bogotá y los municipios vecinos en la primera vuelta presidencial. Verde: ganó Fajardo, Azul: ganó Duque y Marron: ganó Petro

Así que los caciques políticos de la Sabana están advertidos: sus municipios cada vez votan más como Bogotá y menos como Cundinamarca, y en esa lógica los siguientes en ser renovados muy probablemente son ellos.

En 2019 si Fajardo y Petro fueran estratégicos, se dedicarían a promocionar candidatos en los municipios donde ganaron las presidenciales y tienen todo abonado para ganar (de hecho, si hacen la vuelta bien hasta podrían poner al siguiente gobernador). A su vez seguramente veremos a los caciques tradicionales de la Sabana haciendo lo imposible por persuadir a sus nuevos habitantes de que se vayan a votar a Bogotá.

En cualquier caso, la conurbación electoral llegó a la Sabana para quedarse y la política en Cundinamarca nunca volverá a ser igual.

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Diego Laserna estudió planeación urbana. Es activista del Combo2600, comentarista de Alerta Bogotá y un eterno estudiante de mandarín. Le encanta el brillo del la grama del Campín y detesta la sensación mantequilluda de la baranda de los buses. Lo pueden seguir en Facebook  y Twitter 

* Las dos primeras gráficas son de la Registraduría y las otras dos son propias con la ayuda de Samuel Perez(lamento mucho su pobre calidad)

Imagen principal tomada de acá

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