¿Ciudades inteligentes o inteligencia en las ciudades?

Por: Juan Cristobal Constain
@jconstain

Mucho se ha dicho sobre las llamadas “ciudades inteligentes” y la aplicación de principios de tecnología como el “Big Data” y el análisis de la información a la gestión urbana. Incluso, grandes firmas de tecnología han basado su negocio en esto y no es raro hoy en día ver publicidad de IBM, Cisco, Siemens, Hitachi, Schneider, Telefónica, y nacionales como UNE, entre otras, que presentan sus productos para “hacer” ciudades inteligentes como la panacea y la solución a los problemas más profundos que tienen las ciudades.

Paralelamente, los alcaldes alrededor del mundo han sido capturados por la promesa de una ciudad autómata, que basa todas las decisiones de su gestión urbana en el infalible análisis informático que arrojan los programas que recientemente adquirieron a grandes empresas de renombre. En “Smart Cities: Big Data, Civic Hackers and the quest for a new utopia” , Anthony Townsend afirma que esto ha creado un nuevo mercado que alcanzará los 100 billones de dólares en los próximos 10 años.

Los proyectos de Songdo, Masdar, TwoFour 54 y PlanIT Valley, entre otros, representan el epítome de una industria creciente que busca transformar el territorio a partir de la inversión en infraestructura tecnológica y un fuerte interés de desarrollo inmobiliario. A pesar de contar con un sesgo impulsado por las dinámicas económicas de una industria acostumbrada a la mono-disciplinariedad, son referentes en temas de consumo energético, sostenibilidad ambiental y movilidad alternativa y por tanto deben tenerse en cuenta cuando pensamos en la ciudad que queremos en el futuro.  Por otro lado, el caso de Rio de Janeiro evidencia claramente la dicotomía entre la ciudad inteligente y aquella que implementa soluciones tecnológicas en su gestión urbana. El siguiente video explica ese proceso.

Ahora bien, Townsend presenta en su libro una mirada utópica a la ciudad inteligente y habla de la integración de conceptos de tecnología, pensamiento sistémico y simbiótico y de la participación ciudadana asociada a tomarse la ciudad usando herramientas tecnológicas. Para el, la ciudad inteligente es aquella que permite a los ciudadanos interactuar en múltiples niveles con los sistemas que la ciudad emplea día a día y en la cual el ciudadano es capaz de “hackear” las plataformas tecnológicas y la ciudad para mejorar su calidad de vida.

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Este nuevo tipo de activismo ciudadano es el que podría determinar el nivel de inteligencia de una ciudad ya que demostraría una penetración de las tecnologías sociales y ciudadanas en la población que hace uso de los servicios de la ciudad y denotaría un alto interés por hacer de la tecnología una herramienta para facilitar la vida urbana. Estos “hackers urbanos” a los cuales hace referencia Townsend aparecen gracias a un avance significativo en dos procesos vitales para cualquier ciudad: la aparición de políticas de datos abiertos y el desarrollo de la cultura “DIY” (do it yourself) que en español traduce “hágalo usted mismo”.  Aquí esta la clave del asunto. 

¿En que está Bogotá?

Actualmente, la capital no cuenta con una hoja de ruta clara (o ha fallado en comunicarlo) sobre como articular nuevas tecnologías a la gestión urbana y sobre cómo potencializar la participación usando la tecnología y la creatividad de quienes participan en los rígidos procesos de participación ciudadana existentes.

La Alta Consejería Distrital de TIC encabeza los esfuerzos por asesorar, articular, coordinar y supervisar el uso de las Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones –TIC- en el distrito. De acuerdo a sus funciones, deben “dirigir, liderar y efectuar el seguimiento a la implementación y el normal funcionamiento de las plataformas tecnológicas habilitantes del gobierno digital:

  • Red Distrital de Conectividad
  • Perfil Digital del Ciudadano
  • Plataforma Distrital de Interoperabilidad
  • Canales hipermedia
  • Sistema de aseguramiento de la información y patrimonio digital.

Esta entidad asesora también habla de la creación de un centro de desarrollo de contenidos digitales para fomentar el emprendimiento en la ciudad en donde se desarrollen “aplicaciones de ciudad inteligente”. Para esto, la ciudad aparentemente firmó un convenio con la Universidad Nacional pero sus resultados son inciertos.

La gestión urbana debe entender que la conectividad a internet inalámbrico gratuito no solo es clave para aumentar la productividad de la ciudad. Es una forma de promover el acceso a plataformas que permitan navegar el caos urbano con ayuda proveniente de emprendimientos sociales y comunidades virtuales. Es permitirle a la ciudadanía acceder a plataformas de gobierno abierto y darle más información a los ciudadanos para tomar sus decisiones con suficientes insumos.

Tendencias en alza como el crowdsourcing, el gobierno y los datos abiertos, el desarrollo de aplicaciones y los emprendimientos sociales de tipo tecnológico, deben articularse para diseñar una agenda que permita a Bogotá, no convertirse en una ciudad inteligente estereotipada y llena de soluciones compradas a grandes firmas de tecnología, sino una ciudad que permite a sus ciudadanos interactuar en tiempo real con la administración distrital, navegar mediante sus sistemas de transporte masivo (por caóticos que sean) con tranquilidad y sobre todo: que este sea un acceso incluyente, no exclusivo para quienes tienen un Smartphone o disponen del tiempo para escudriñar en los portales de la ciudad la información que necesitan.

Es importante también entender las críticas a este concepto que parece ocupar la agenda de todas las ciudades del mundo. Adam Greenfield, investigador de London School of Economics afirma que el concepto de ciudad inteligente vendido por las empresas tiene poco que ver con la ciudad en sí misma y con su funcionamiento. Su crítica se basa en la idea de que la vida urbana es dinámica, sin estructura y caótica mientras que la ciudad inteligente es predecible.

Greenfield afirma en su libro “Against the Smart City” que las ciudades ya son inteligentes sin necesidad de las soluciones tecnológicas que venden IBM, Siemens, Cisco y demás y que esta inteligencia reside en sus ciudadanos.  Su invitación es que aquellos que estamos en el diseño y la gestión de la ciudad debemos centrar las acciones en el componente humano de la ciudad.

El debate queda abierto. ¿Se puede construir una ciudad inteligente a partir de implementaciones tecnológicas y una mezcla de activismo ciudadano y un gobierno que emplea políticas de datos abiertos y crowdsourcing? ¿O es todo esto un sin sentido ya que la inteligencia de la ciudad está en sus ciudadanos, no en su funcionamiento autómata?

4 comentarios en “¿Ciudades inteligentes o inteligencia en las ciudades?

  • Que una ciudad implemente soluciones tecnológicas no es sinónimo de que vaya a convertirse en autómata, el error radica en entender el concepto de smart cities como una gran computadora que todo lo sabe, todo lo predice -minority report-. El fundamento de una smart city tiene que ver básicamente con el manejo de la información y la interacción y alimentación de receptores SIEMPRE físicos -humanos- pues son los que toman las decisiones, afectar lo físico por lo menos hoy sigue siendo presencial . Es como la invención de la computadora para la vida humana, es tan sólo una herramienta más, bien podríamos seguir escribiendo cartas con pluma… Sin duda las nuevas tecnologías crean un portal de oportunidades para todo, incluidas las ciudades, sobre todo por la inmediatez, confió que esta herramienta puede ser la cura al eterno problema de la gestión urbana de llegar siempre tarde a los problemas, si no se pueden predecir, al menos se podría actuar con mayor pertinencia. Y más importante que todo es la formación ciudadana para la gestión urbana, una smart city también educa a sus ciudadanos.

    • Juan, efectivamente la tecnología puede llenar ese vacío y ayudar para que la gestión urbana no sea reactiva. En Río de Janeiro les sirvió. Sin embargo, pensando en la automatización de los procesos urbanos y bajo la promesa del llamado «internet de las cosas» ciudades por todo el mundo se han metido en procesos de adquisición de tecnologías y plataformas creyendo que están transformando su ciudad hacia una «smart city», pero sus ciudadanos ni tienen acceso a esas plataformas y en muchos casos reducen su gestión urbana a la toma de decisiones en lo técnico – soportado en la tecnología.

      • Interesante perspectiva la propuesta aqui,

        Efectivamente hablar de Smart Cities implica hablar de Smart Citizens, es necesario hacer participe a la ciudadanía en la construcción del concepto y de las mismas aplicaciones.

        Un aporte adicional está dado por la iniciativa de Open Data de la ciudad de Bogota que adelanta IDECA http://www.ideca.gov.co/, información geoespacial de libre acceso que ha venido siendo usada en el desarrollo de diversas aplicaciones.

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